¿Por qué FIFA quiere un VAR más poderoso en Mundial 2026? Ampliaría revisión a corner y 2da. tarjeta amarilla.

El fútbol, ese deporte que durante décadas se sostuvo en el instinto y el error humano como parte del encanto, avanza, a veces a tirones, hacia una era donde la tecnología ya no es un apoyo, sino un protagonista silencioso. Y el Mundial 2026 será, una vez más, el escenario de prueba. La FIFA estudia ampliar el alcance del VAR para revisar tiros de esquina y segundas tarjetas amarillas, un paso que podría redefinir decisiones hasta ahora reservadas al criterio arbitrario.
El movimiento no es improvisado. Desde 2017, el organismo ha utilizado torneos menores para probar sistemas antes de llevarlos a la élite. Así ocurrió con el VAR original, que debutó en eventos FIFA antes de recibir la aprobación formal de la International Football Association Board (IFAB). Ahora, el proceso se repite: antes de que estas nuevas intervenciones sean reguladas, se pretende evaluar su eficacia en la cita más vista del planeta.
La propuesta tiene dos pilares claros. El primero: permitir que el VAR revise los saques de esquina mal cobrados. Aunque a primera vista parezca un detalle menor, basta recordar cuántos goles, penales o jugadas determinantes nacen desde un córner para entender por qué se quiere reducir ese margen de error. El segundo es aún más delicado: autorizar la corrección de segundas tarjetas amarillas. Una expulsión injusta cambia partidos, clasificaciones y carreras. Para un Mundial que reunirá a 48 selecciones y más de 100 partidos, minimizar decisiones erradas no es un capricho; es una necesidad competitiva.
La IFAB ya adelantó que propondrá oficialmente esta modificación en su reunión del 20 de enero de 2026 en Londres. Si se aprueba, el fútbol entrará en un nuevo terreno: uno donde el arbitraje, cada vez más intervenido, tendrá menos espacio para el error, y también para la interpretación. Porque al final, esa es la pregunta incómoda: ¿hasta qué punto queremos que el juego sea perfecto?
Mientras se discuten estas ampliaciones, la FIFA aprovechará otro torneo, la Copa Árabe que inicia esta semana en Qatar, para testear una norma distinta: cualquier jugador que requiera atención médica deberá salir dos minutos del campo, salvo que el rival haya recibido tarjeta. El objetivo es transparente: acabar con la pérdida deliberada de tiempo y con los parones estratégicos que permiten a los equipos reorganizarse. Una pequeña medida, sí, pero con un impacto potencial enorme en el ritmo del juego.
La idea de fondo es clara: el fútbol se mueve hacia una versión más limpia, rápida y controlada. Y aunque las intenciones son razonables, nadie quiere que un Mundial se decida por un córner mal cobrado o una expulsión equivocada, también es legítimo preguntarse qué se sacrifica por el camino. ¿La espontaneidad? ¿El margen de error que humaniza el juego? ¿La autoridad del juez en cancha?
La tecnología ha llegado para quedarse, eso ya no está en discusión. Lo que se discute hoy es el grado de protagonismo que debe tener en un deporte que nació imperfecto y que, en esa imperfección, construyó buena parte de su épica. El Mundial 2026 no será solo un torneo: será un laboratorio en tiempo real. Y del éxito o fracaso de estas pruebas dependerá cuánto más se expandirá el ojo electrónico en los años por venir.
Tal vez esta sea la nueva frontera del fútbol: encontrar el equilibrio entre proteger la justicia del juego y preservar su esencia.
Por Frano Giakoni Ramírez, director de Entrenador Deportivo UNAB.
También te puede interesar
DEPORTES: Parral abre las puertas al Campeonato Nacional de Fútbol Rural, FENFUR, sub 17.
22 de enero de 2025
Complejo Deportivo Colbún alcanzó más del 90% de avance de obras gracias a recursos del GORE Maule.
24 de abril de 2025