Guillermo Tellier, Hernán Chacón: Dos vidas, dos muertes. Por Rafael Cheuquelaf Bradasic.
30 de agosto de 2023
Hoy dos chilenos dejaron este plano terrenal. Uno, luchando hasta el final contra los efectos del COVID-19. El otro, descerrajándose un tiro en la cabeza.
Uno fue militante comunista desde su adolescencia, convencido de que el partido era un espacio para que los más humildes construyeran una sociedad más justa. El otro, se hizo soldado y juró ante una bandera proteger a la Patria y servir al país.
Uno luchó por el Gobierno de la Unidad Popular y cuando este fue derrocado pasó a la clandestinidad, para no ser asesinado como miles de sus compañeros. El otro se acomodó rápidamente a la maquinaria del terror y, para probar su lealtad al nuevo régimen, asesinó salvajemente a tiros a Víctor Jara y a Litre Quiroga en el Estadio Chile tras varios días de torturas.
Uno terminó siendo detenido y torturado durante 6 meses en el sótano de un recinto de la Fuerza Aérea. El otro fue recompensado por su ferocidad y comenzaba una exitosa carrera en el Ejército.
Uno se negó a exiliarse y asumió un puesto en la directiva clandestina del Partido Comunista, cuando ya habían asesinado a las tres directivas previas completas. El otro siguió ascendiendo.
Uno vivió una década bajo el nombre falso de “Sebastián Larraín” y por la seguridad de su familia debió renunciar a verla, no pudiendo estar con su esposa cuando falleció de cáncer. El otro siguió ascendiendo.
Uno tuvo bajo su supervisión a una milicia que sirviera de resistencia a la Dictadura, que realizó el atentado contra Pinochet y que intentó internar armas para terminar con su tiranía. El otro siguió ascendiendo.
Uno terminó rompiendo con sus compañeros que querían continuar con la lucha armada, desestimando la vía política e institucional por la que finalmente optó el Partido Comunista para recuperar la democracia. El otro siguió ascendiendo.
Uno terminó por reconocer su rol en esos años y en algunos casos criticar acciones del FPMR que no fueron ordenadas por él, sino por su verdadero jefe operativo Raúl Pellegrín. El otro siempre guardó silencio sobre lo que hizo hace 50 años.
Uno se llamaba Guillermo Tellier y tras una vida dedicada a la política, falleció esta mañana acompañado por su familia y sus compañeros de partido. El otro se llamaba Hernán Chacón, brigadier en retiro que ayer fue condenado a 25 años de cárcel por sus crímenes y que, para no ir a la cárcel, se suicidó con su esposa allí presente.
Las vidas y la imagen de las personas pueden ser muy complejas, pero los hechos fundamentales que las definen siempre estarán finalmente a la vista. Sin santificar a nadie, incluso reconociendo matices y diferencias profundas, a veces es muy claro a quien homenajear o al menos respetar.
Porque hay una línea muy definida entre los que oprimen y los que luchan por liberar.
Y fue un sector y no el otro el que bombardeó el Palacio de la Moneda, construyó campos de prisioneros, hizo ejecutar y desaparecer a miles de compatriotas y asesinó incluso a mujeres embarazadas y a niños, que usó helicópteros para arrojar cadáveres al mar o que los dinamitó, que torturó con electricidad y vejó sexualmente a prisioneras, que robó bebés para venderlos en el extranjero y que saqueó descaradamente los bienes del Estado.
No sé ustedes, pero yo sé muy bien que el nombre de uno seguirá siendo honrado y el otro solo vivirá en la infamia.
Por Rafael Cheuquelaf Bradasic. Fuente Facebook del autor.
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