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“La Panchita” Javiera Carrera verdugo, motor del movimiento patriota.

“Viva la Panchita” era la contraseña usada por los patriotas durante la Patria Vieja, la Panchita era Javiera Carrera Verdugo uno de los motores del movimiento patriota, y considerada como una de las más importantes cronistas de la Colonia.

Javiera Carrera Verdugo, nace en Santiago el 1 de marzo de 1781, hija de Ignacio de la Carrera y de doña Francisca de Paula Verdugo Era la hermana mayor de don José Miguel Carrera.

El año 1796 se casa con Manuel de la Lastra, con quien tiene 2 hijos, queda viuda a los 19 años.

El año 1800 se casa en segundas nupcias con Pedro Díaz de Valdés, abogado español, con él tuvo 5 hijos.
Al estallar la revolución independentista en 1810, la familia Carrera, con Javiera a la cabeza, toma partido por los insurrectos.

Su padre, de origen aristocrático, fue uno de los vocales de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile.
José Miguel Carrera, cuatro años menor que ella, en el año 1811, con tan solo 25 años, presidió el gobierno de la Patria Vieja y fue el primer héroe de la independencia que concibe una patria sin reyes y que requiere educar a su gente, en un ambiente de libertad de prensa.

Javiera fue la bordadora de la primera bandera de nuestra nación que fue inaugurada el 4 de julio de 1812 y diseñó los uniformes militares de los patriotas. Suprimió el baile Miné de los Saraos, reemplazándolo por la Refaloza.

En el año 1814, luego del desastre de Rancagua parte al exilio dejando en Chile a su esposo y a seis de sus hijos. Llega a Mendoza donde ella y sus hermanos son detenidos por el gobernador San Martín y luego tienen que seguir rumbo a Buenos Aires. San Martín prefirió entenderse con Bernardo O’Higgins el cual estaba enemistado con los Carrera.
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Su padre que se había quedado en Chile, pese a que era realista, por ser el padre de José Miguel Carrera, pese a sus 86 años, fue encarcelado en la isla de Juan Fernández y todos sus bienes fueron embargados. Estuvo preso dos años y medio.
La relación política que mantuvo con Bernardo O’Higgins fue siempre crítica, lo apodó “el huaso Riquelme”, refiriéndose a su condición de hijo ilegítimo.

San Martín y O’Higgins esperaban una invasión de España y no podían permitirse una situación de caudillismos que podrían debilitar los esfuerzos independentistas.

En su casa, se planificó la Conspiración de 1817 que echaría del mando a O’Higgins y a San Martín, pero el plan fue descubierto y sus hermanos Juan José y Luis fueron apresados y juzgados en Mendoza. Finalmente fueron fusilados el 8 de abril de 1818.

José Miguel Carrera escribía: “Mis hermanos se pierden. No son hombres para estas empresas”.

José Miguel andaba en Estados Unidos donde se contactó con el presidente de esa nueva nación y consiguió una flota de barcos con pertrechos para apoyar la liberación de Chile, los que fueron embargados en Buenos Aires por instrucciones de la Logia Lautarina.

José Miguel descarrió el rumbo y derrocó al gobierno argentino, finalmente después de numerosas correrías fue atrapado, encarcelado en Mendoza y al día siguiente, el 4 de septiembre de 1821, fue fusilado en la plaza de armas. Al enterarse Javiera Carrera, que estaba en Montevideo, se le cayó el pelo, enflaqueció, su rostro se amorató y cayó en una profunda depresión.

Javiera Carrera escribe, no regresaré a Chile mientras “ese asesino gobierne mi patria” (Bernardo O’Higgins).
En una carta a su marido le decía: “esta vida no es apetecible, por cierto, sin patria, sin padre, sin ti, sin mis hijos, sin mis hermanos”.

El año 1824, tras el golpe de estado que derrocó al Director Supremo, Javiera Carrera se embarca para Valparaíso tras 10 años de ausencia.

Llega a Chile, decidida a que su última actividad pública será la repatriación de los restos de sus hermanos, lo que consigue el año 1928. Una salva de 21 cañonazos anunció a la ciudad la llegada de los restos mortales de sus hermanos. La carroza fúnebre, diseñada especialmente, era tirada por 30 caballos y a su paso redoblaban las campanas de todas las iglesias, se hizo una parada militar y cada media hora desde el cerro Santa Lucía se disparaba un cañonazo. Su lápida dice: “La Patria a los Carrera. Agradecida de sus servicios. Compadecida de sus desgracias”.

Javiera Carrera, tiene una larga vida y muere el año 1862 casi al llegar a los 82 años. Ella fue enterrada como prócer, junto a sus hermanos.

Doña Javiera Carrera, su patria libre quería.

FUENTE: Facebook Ilustraciones de Historia de Chile