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Una deuda saldada con la niñez: Chile aprueba nueva Ley de Adopción tras casi 12 de años de tramitación.

Después de casi 12 años de tramitación legislativa, nuestro país ha dado un paso histórico: hemos despachado una nueva Ley de Adopción que pone al centro el interés superior de niños, niñas y adolescentes (NNA), reconociéndolos como sujetos de derecho y priorizando su bienestar por sobre cualquier otra consideración.


Con esta reforma, dejamos atrás un sistema fragmentado que obligaba a los NNA a pasar por hasta tres procedimientos judiciales distintos, con tribunales que no siempre se coordinaban entre sí. Hoy, avanzamos hacia un proceso integral, continuo y centrado en su trayectoria de protección, reduciendo la burocracia, los tiempos de espera y, sobre todo, el daño que genera la incertidumbre en sus vidas.


Una de las innovaciones más relevantes es la creación de la etapa de revinculación y fortalecimiento familiar, que obliga al Estado a trabajar activamente para reintegrar al niño o niña a su familia de origen cuando eso sea posible. Si ello no se logra en un plazo máximo de 12 meses, se podrá declarar su adoptabilidad, siempre considerando lo que más beneficie al NNA.


Además, esta ley refuerza derechos fundamentales: el derecho a ser oído, a conocer su historia y a mantener vínculos significativos, incluso después de la adopción. También garantiza la igualdad de trato para todas las familias que deseen adoptar, eliminando criterios discriminatorios. Lo que importa no es cómo está compuesta una familia, sino su capacidad de brindar amor, estabilidad y protección.


La nueva ley también regula el contacto postadoptivo y asegura el derecho a conocer los orígenes, lo que fortalece la identidad de quienes han sido adoptados. Y, por primera vez, se perfecciona el delito de adopción ilegal, resguardando la integridad del proceso.

Este avance demuestra que cuando hay diálogo, convicción y responsabilidad, la política responde. A través de acuerdos amplios, de gestión seria y del compromiso con la infancia, hemos saldado una deuda largamente postergada. Porque eso es gobernabilidad: transformar la vida de quienes más lo necesitan, construyendo un país más justo, humano y digno para todas y todos.

 

Nataly Rojas Seguel, Seremi de Gobierno, Región del Maule