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PLAN RECOGE: Protección y conservación del ruil también suma esfuerzos comunitarios.

  • Agentes ambientales buscan desarrollar acciones de preservación y educación, coherentes con el Plan RECOGE de esta especie arbórea endémica del Maule.

 

Mil plantas de especies nativas -como huingán, quillay, belloto, arrayán, pitao y palma chilena, entre otras tantas-, estima tener en su casa en Talca, Miguel Martínez. En el lugar, hay que desplazarse con cuidado como si se tratara de un laboratorio, en este caso uno natural. En otro sector del patio, tiene el área de germinación donde es posible leer de que especie se trata y la fecha de siembra. Es una tarea silenciosa, pero intensa, que responde a la necesidad de construir y dejar para las futuras generaciones, un mejor planeta.


Miguel, de profesión psicólogo y fundador de “Adopta un Árbol Nativo”, ha intentado obtener plantas de ruil, una especie endémica del Maule, hoy en peligro de extinción, pero ha sido infructuoso.


“El ruil, en general, es una especie bien compleja de germinar, porque tiene solamente el 5% de germinación. La tasa de germinación es muy baja, en comparación con los otros árboles, o incluso de la misma familia nothofagus. Y de las que germinan, prospera muy poco. Le cuesta mucho poder volver a reproducirse”, advierte.


Por lo mismo, invita a conocer y valorar esta especie, única en el mundo, y que está presente en reducidas poblaciones en determinados territorios de la costa: Curepto, Constitución, Empedrado y Chanco.


“Es un órgano dentro del bosque. Es como el rey porque es uno de los que desciende prácticamente todo el linaje de nothofagus. Es casi un fósil viviente y además alberga el pulgón del ruil. Entonces, si se extingue el ruil, se extingue el pulgón y toda una cadena de quizás aves y otros insectos, otras formas de vida, se alimentan del pulgón del ruil”, señala, explicando que hay toda una cadena trófica que depende de ese árbol.


Miguel está dispuesto a seguir haciendo esfuerzos por ayudar a proteger y conservar el ruil. Es un desafío que vale la pena asumir.


Para el proceso de germinación, los integrantes de la fundación “Adopta un Árbol Nativo” se encargan de recolectar las semillas y otras veces reciben aportes de terceros.

Bárbara Muñoz, secretaria de la misma fundación, comenta que llevan alrededor de siete años trabajando en esto, estimando que a la fecha han donado más de 5 mil plantas nativas.


Bárbara destaca la importancia de avanzar en educación ambiental.

“Nuestro objetivo es estar con los niños, porque si no conocemos algo, no lo podemos cuidar. Entonces hacemos charlas en los colegios, con la junta de vecinos, y con grupos o personas que vienen aquí a adoptar. En nuestra fundación, damos arbolitos de 20 o 30 centímetros, dependiendo la especie”, dice.


Miguel destaca el impacto positivo a nivel emocional y cognitivo.

“Es impresionante cómo los niños cambian su estado de ánimo, incluso conducta, aprendizaje, a través de la experiencia de plantar un árbol, de estar en contacto con esto, con la tierra”, explica.


Ideas hay muchas. Se pueden hacer terapias de bosque, trekking contemplativo y también desarrollar una actividad turística.


Eric Fernández, Eco Paisajista de Pelluhue, también está comprometido con el bosque nativo y en particular, con el ruil. Comenta que esta especie ofrece la posibilidad de ver en los bosques una ventana hacia el pasado, hacia eras de pre última glaciación. “Aun así podemos verlas, disfrutarlas y aprender de ellas”, comenta.


Como parte de su trabajo de conservación y educación ambiental, ha realizado talleres y también salidas a terreno tanto hacia la reserva Los Ruiles como también a ver individuos fuera de aquellos espacios, y ver el comportamiento de estas especies y los ecosistemas que los soportan. “Además de reproducir plantas desde semillas y ver su comportamiento en terreno sin riego más que las lluvias”, sostiene.


PLAN RECOGE.


Si se trata de un trabajo participativo y motivacional para contribuir a la preservación de esta especie maulina, ahí está la Fundación El Árbol, la que en estos momentos está llevando adelante una consultoría del Plan de Recuperación, Conservación y Gestión (RECOGE) del Ruil.


Este año, han desarrollado talleres en Curepto, Constitución, Empedrado y Talca con participación de distintos actores privados, la academia y también agentes comunitarios, levantando los riesgos y peligros que amenazan las poblaciones de ruiles -entre esos los incendios forestales y la presencia de monocultivos como el pino- y también definiendo acciones estratégicas que apuesten por la preservación de esta especie.


“La conservación del ruil requiere la participación activa de todos los actores del territorio. Las comunidades rurales, organizaciones socioambientales, instituciones públicas, privadas y el mundo académico aportan miradas, saberes y experiencias que se complementan para fortalecer las acciones de conservación del ruil. Reconocer y articular estos conocimientos, desde la práctica local hasta la investigación científica, es clave para asegurar la supervivencia de este árbol único y emblema del Maule”, señala Carolina Bravo, de la Fundación El Árbol.


La Secretaria Regional Ministerial de Medio Ambiente, Daniela de La Jara, valora estas iniciativas de trabajo colaborativo por cuanto están orientadas en la dirección correcta de evitar la extinción de la especie arbórea ruil.


“La conservación y preservación el ruil, así como de otras especies nativas, es tarea de todos y por lo mismo el compromiso debe ser sostenible en el tiempo. Si los sectores públicos y privados, además de la academia y la propia comunidad, ponemos voluntades, capacidades y recursos, lograremos no sólo evitar que el ruil desaparezca, sino que además contribuir al desarrollo de ecosistemas y de la flora y fauna en general”, afirma.